Albert Alan Owen - Teclados y cuerdas

Obra maestra de la música de cámara con electrónica Albert Alan Owen nació en Gales en 1948 de padres de ascendencia galesa y letona. Más tarde su familia se mudó a Zimbabue, donde su padre asumió un puesto de profesor. Allí, Owen se vio profundamente influenciado por la música y la cultura locales, al tiempo que exploraba el R&B y el jazz estadounidenses. Fue durante este período cuando se dio cuenta de las duras desigualdades bajo el dominio colonial británico, lo que le inculcó una aversión permanente a la discriminación y el racismo. En 1967, Owen regresó a Europa para continuar sus estudios y se inscribió en la Royal Academy of Music de Londres. Luego pasó un tiempo en París, donde estudió composición con la eminente Nadia Boulanger y piano con Jacques Février, un pianista favorito de Ravel y Poulenc. El enfoque de Owen se centró casi por completo en la composición, y la adquisición de un piano eléctrico Fender Rhodes marcó el comienzo de un divorcio de su formación clásica occidental. Esta transición le permitió fusionar su pasión por la música africana y afroamericana con los estilos impresionistas de Ravel y Debussy, mientras exploraba el innovador ámbito de la composición electroacústica. Estas experiencias formativas enmarcaron la carrera de Owen como compositor y educador en la Royal Academy of Music y el Working Men's College de Londres. Finalmente regresó a Gales, donde sigue residiendo. En 1979, Albert Alan Owen, de 29 años, lanzó Keyboards & Strings, una obra maestra de música de cámara ligera y mágica. Trascendiendo las convenciones formales de su época, Keyboard & Strings es una pieza para piano acústico y eléctrico, donde el violín se combina con sintetizadores y electrónica. Como suele suceder en las obras más íntimas de Albert Alan Owen, hay una sensación de belleza etérea que emerge de la música, similar al estado emocional que uno puede experimentar al contemplar un paisaje de Félix Vallotton o el misterio insondable de la primera luz del amanecer. Tranquilo, profundo e inmersivo, Keyboard & Strings se destaca como un poema tonal de la era electrónica, una joya rara que trasciende el tiempo y el lugar.