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Sven Wunder - Naturaleza muerta
LABEL: Piano Piano
A lo largo de la historia de la humanidad, hemos representado el mundo en el que vivimos a través del arte. Al reelaborar lo que vemos en el mundo, las cosas más simples nos han ayudado a comprender la belleza de la naturaleza y a evaluar el mundo material que hemos creado a nuestro alrededor, como una ventana a una realidad en constante cambio, a través de nuestra propia percepción. Es esa realidad absoluta que aparece en la costura del hombre y la naturaleza y que puede revelarse a través del arte. La pintura de naturaleza muerta, también llamada natura morta (naturaleza muerta) en italiano, se remonta a la antigüedad. Algunas de las obras más antiguas, encontradas en Pompeya, representan objetos cotidianos como frutas frescas de otoño junto con objetos hechos por el hombre, como una pequeña ánfora y un pequeño montón de terracota con frutas secas. Estas pinturas de dos mil años de antigüedad ofrecen una instantánea de la vida romana y también crean un vínculo con el tiempo y el espacio. Se ha creado un trozo de vida al unir los pigmentos de la tierra con extractos de aceite, hechos de nueces y semillas, pintados con pinceles, hechos de una variedad de fibras, como árboles y pelo de animales. Mientras la vida se desvanece con cada pincelada, al trasladar la realidad al pasado, el arte existe para hacernos cobrar vida, siendo una imagen viva de algo muerto, una superficie y un símbolo con poderes simbólicos propios. Las obras de naturaleza muerta celebran los placeres materiales y efímeros volviendo a la naturaleza como la fuente última de nuestros estándares en el arte, así como en la vida misma. Natura Morta reúne piezas de una variedad continua de melodías, respaldadas por una sección rítmica decisiva, creando un caleidoscopio musical de colores siempre cambiantes. Sven Wunder da vida a esta rica variedad de implicaciones musicales fusionando y combinando instrumentos melódicos entre sí en un entorno que abarca desde un idioma clásico hasta uno moderno. El autor evoca este retrato panorámico articulando un diálogo instrumental entre una orquesta de cámara y un conjunto de jazz. El resultado es una celebración musical de los placeres materiales que también sirve como recordatorio de la brevedad de la vida humana.